Si yo fuese libre, concluiría
Las formas sociales de las clases dominantes son incompatibles con la vida.
Me daríais pena si no me dieseis tanto asco.
Me he comprado un piso para ser libre en lugar de mentir.
Me he comprado un piso lo bastante lejano y lo bastante roto como para ser barato. Lo he comprado en efectivo, con dinero que llevo años escondiendo en una caja.
Yo no escondo el dinero de la vista de los cacos, lo escondo de la mirada del amo. Los cacos no me miran: al verme, dejan de mirarme. Para el amo soy cualquiera: y por eso.
Llevo años escatimando dinero a la vida social, a los viajes, a las vacaciones, al negarme a hacer trabajos que me repugnan, a la ropa nueva más allá de la estrictamente necesaria para el estrictamente necesario disimulo, al comer cosas que me gustan y que me hacen bien, al ir a terapia para no medicarme. Es así que he llenado la caja: vaciando.
Lo contrario al capitalismo no es el anticapitalismo, es el tener techo.
Mi miedo más grande es dormir en la calle.
Mi miedo más grande es que mi hijo duerma en la calle por un error mío. Por un error de cálculo mío. Por haber mordido la mano que me alimenta. Por haber escupido a la cara del amo con esas cosas del escribir como si yo fuese libre. Calladita no estoy más guapa, pero estoy más segura.
Me daríais asco si no me dieseis tanto miedo.

Apuntes para la ciénaga [Cartografías a partir de Maria Ruido]



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[Las reglas del juego] de María Ruido